Las mujeres que conducen carros no escapan a los gestos machistas y deben enfrentarse en algunos casos a ataques y frases como “las mujeres no deben estar al volante” o “ellas no saben manejar”.
La existencia de estas expresiones incide directamente en una sociedad inequitativa y puede derivar en condiciones de inseguridad y riesgos que reducen las oportunidades de trabajo y proyección para las mal llamadas personas del “sexo débil”.
INSULTOS Y BOCINAZOS
Sobre la violencia en el tránsito, hasta el 67% de las conductoras han estado expuestas a estas actitudes imperdonables en este siglo, mientras que el 18% de ellas lo ha percibido con frecuencia. Dichas muestras son: subestimar sus capacidades como conductoras (84%), menos oportunidades laborales (12%) y que los hombres señalen sus errores (4%).
El maltrato de baja frecuencia que representa el micromachismo se refuerza con pensamientos tradicionalistas y atavismos que suponen que ellas “no tienen capacidad” de realizar ciertas actividades o las desarrollan deficientemente. Ello genera un entorno de inequidad para las mujeres que maniobran vehículos. Estas actitudes se traducen en:
– Acción de explicar algo asumiendo que la otra persona no lo sabe o le cuesta entenderlo. Por ejemplo, dar consejos no solicitados sobre cómo maniobrar un vehículo.
– Asumir que las mujeres no saben conducir. Algo ciertamente muy arraigado consiste en pensar que las mujeres tienen una menor capacidad para manejar
– Preferir que un hombre sea quien esté al volante antes que una mujer.
– Agresiones en ruta como agresiones verbales hacia las mujeres dentro de los entornos viales cotidianos. Los cerrones y los sonidos de bocinas de los carros tampoco están exentos y sobra decir que ponen en riesgo la integridad de todos.
– La idea que prevalece acerca de que los hombres son quienes dominan en los entornos viales puede provocar que ellas no decidan estar preparadas ante eventualidades, tales como averías, accidentes u otros problemas de tránsito.
– Muchas mujeres corren el riesgo de asumirse como “no aptas para conducir”, por lo que les puede costar un esfuerzo extra llegar a hacerlo. Esto resta a su autoestima.