La historia del Jeep Grand Cherokee en Monserrate es una de esas que se cuentan con orgullo entre los amantes del mundo off-road. En 2004, este vehículo legendario asumió el reto más extremo: subir por las empedradas y estrechas escalinatas del cerro de Monserrate en Bogotá, superando una prueba de habilidad, fuerza y resistencia pocas veces vista en el país.
El piloto Julio César Mejía lideró la hazaña al volante de la imponente camioneta, acompañado de un equipo de apasionados expertos del Club Saltamontes 4×4. La ruta, conocida como “El Caracol”, presentaba un desafío extremo con caminos irregulares, pendientes vertiginosas y obstáculos que parecían imposibles de superar.
Durante las más de 10 horas de ascenso, el Jeep Grand Cherokee demostró su robustez, capacidad todoterreno y la importancia de la perseverancia. Cada tramo implicó acomodar llantas con tablones, usar winches y gatos Hi-Lift, e incluso apoyar partes del vehículo sobre los hombros de los valientes miembros del equipo, mostrando el ingenio y la creatividad colombiana en su máxima expresión.
A las 7:30 p.m., entre vítores y aplausos, el Grand Cherokee alcanzó la entrada del Santuario de Monserrate, sellando una victoria que aún hoy se celebra como una de las mayores gestas 4×4 en la historia del país.

JEEP GRAND CHEROKEE: OBJETIVO Y LEYENDA EXTREMOS
El ascenso no podía ser improvisado. Se necesitaba una estrategia minuciosa, una técnica impecable y un equipo dispuesto a ir más allá de los límites. Por lo que Jeep unió fuerzas con el Club Saltamontes 4×4, miembros de la Federación Colombiana de Automovilismo Deportivo, quienes celebraban su 25 aniversario.
Dos equipos liderados por expertos como Julio Mejía y Guillermo Olarte tomaron el mando de la operación. Cada decisión era crucial. El objetivo era mantener al máximo la originalidad del Jeep Grand Cherokee, demostrando su fiabilidad y resistencia sin modificar su esencia.
Las modificaciones fueron mínimas pero estratégicas: se instalaron parachoques metálicos para el uso de winches, se adaptaron estribos de protección y se cambiaron las llantas por unas de tipo MT, diseñadas para proporcionar mejor tracción en condiciones extremas.

ESTRATEGIA, INGENIO Y TRABAJO EN EQUIPO: LA FÓRMULA DEL ÉXITO
El estudio de la ruta fue tan desafiante como el ascenso mismo. Para garantizar el éxito, se construyó un modelo a escala real del Grand Cherokee usando tubos de PVC. Este modelo fue transportado manualmente por todo el trayecto, asegurándose de que existiera espacio suficiente en cada tramo.
La seguridad era prioridad absoluta. Cada metro de ascenso fue medido, analizado y preparado para permitir zonas de maniobra seguras y puntos de anclaje estratégicos, incluso construidos con piedras adicionales. Los kits de rescate y primeros auxilios estaban listos, porque en una empresa de este nivel, cada detalle podía marcar la diferencia entre el éxito y el fracaso.
Esta hazaña también fue un homenaje al trabajo en equipo, a la perseverancia y al compromiso que caracteriza tanto a Jeep® como a los verdaderos aventureros.

JEEP GRAND CHEROKEE: DOBLE DESAFÍO Y PODER INDESTRUCTIBLE
Superar el ascenso no era el final. El Jeep Grand Cherokee enfrentaba un segundo reto igual de exigente: descender de Monserrate. Con su carrocería cubierta de tierra como un símbolo de gloria, el vehículo y el equipo descansaron un día entero para recuperar fuerzas antes de enfrentar el abismo de regreso a Bogotá.
El 26 de noviembre, a las 6:00 a.m., comenzó el descenso. La situación era crítica: bajar un vehículo de gran peso por escaleras empinadas, bordeando el vacío, exigía máxima precisión. Cada movimiento era calculado, cada metro descendido era una batalla ganada contra el peligro.
El sistema de tracción del Grand Cherokee y la experiencia de los pilotos fueron claves para cumplir esta fase de la misión. La seguridad era prioridad absoluta, y cada maniobra se ejecutaba con una atención extrema para evitar cualquier error.

Pronto, esta joya mecánica volverá a ser protagonista. La emocionante historia del Jeep Grand Cherokee continuará, recordando los momentos de tensión, de astucia y de pura pasión que lo llevaron a la cima del cerro más famoso de Bogotá.
La leyenda está más viva que nunca y promete que esta nueva etapa será tan épica como aquella jornada inolvidable que capturó la imaginación de toda Colombia.