Pongamos por caso que hay un objeto en la calzada detrás de una curva. Se trata de una rama de grandes dimensiones que bloquea el camino. Un vehículo realiza el giro, se encuentra con el obstáculo y, acto seguido, se desencadena una cascada digital. La cámara frontal detecta la rama y el algoritmo de evaluación conectado a ella hace sonar la alarma. Clasifica el objeto como un peligro e inicia la frenada.
Al mismo tiempo, informa sobre la posición y el tipo de obstáculo a un servidor en la nube utilizando la red móvil. Gracias a ello, otros conductores que se acercan al área de peligro reciben un mensaje de advertencia en sus coches indicando la ubicación exacta de la rama, lo que les permite prepararse con antelación.
El vehículo y su entorno
Está previsto que este escenario sea pronto una realidad, ya que la comunicación V2X progresa rápidamente. En apenas unos años, los vehículos deberían permanecer en contacto permanente entre sí y con su entorno. Más adelante podrán incluso intercambiar información con los teléfonos inteligentes de los peatones o con los semáforos. La tecnología V2X ayuda a prevenir accidentes, mejora el flujo de tráfico y hace que los sistemas avanzados de asistencia al conductor (ADAS) sean más efectivos.
“El vehículo del mañana no solo utilizará su propia tecnología de sensores, sino también los sistemas de otros usuarios de la carretera”, explica Pasqual Boehmsdorff, Responsable del Proyecto para la Función V2X en Porsche Engineering. “Esto hace que V2X sea un importante paso adelante en el camino hacia la conducción totalmente autónoma”.
china pica en punta
China es actualmente pionera en lo que respecta a V2X. En la ciudad de Wuxi, varios conjuntos de semáforos están conectados a un centro de control de tráfico que informa a los conductores cuando se acercan a la próxima luz en verde. Además, se están realizando ensayos en el área metropolitana con la red de usuarios de la carretera: si los sensores de un vehículo registran, por ejemplo, que la superficie del asfalto está resbaladiza, pueden enviar esta información a un servidor central que la transmite a otros vehículos.
Por su parte, Porsche Engineering también está realizando pruebas intensivas en el mundo real con la tecnología V2X en su centro de desarrollo en Anting, cerca de Shanghái.
otras funciones
La nueva tecnología podría hacer posible una gran cantidad de funciones útiles. Un ejemplo es el sistema de información de semáforo en vivo, que, conectándose al control de crucero de un carro, permitiría modificar la velocidad para que el conductor tuviera que esperar parado el menor tiempo posible. Esto se traduciría igualmente en una conducción más eficiente. También sería posible una extensión digital del triángulo de emergencia: si un vehículo se detuviera con las luces de emergencia encendidas, los usuarios de la vía, tanto los más cercanos como los que no se encuentren en las inmediaciones, serían informados de ello.
En principio, hay dos conceptos técnicos que pueden servir para conectar vehículos. Uno es el estándar 802.11p, una variante de la tecnología Wi-Fi, que permite una comunicación directa. Cuando la distancia entre carros supera los 200 o 300 metros se necesitan unidades RSU a lo largo de la carretera para transmitir las señales. La instalación de estos routers es costosa, pero la parte positiva es que la tecnología Wi-Fi está totalmente desarrollada. El segundo concepto contempla la utilización de la red móvil existente. En este caso, el estándar correspondiente se llama C-V2X (la “C” viene de “celular”).